jueves, 19 de mayo de 2011

¿Existió realmente Jesús? Posturas pseudo-científicas (II): jugando a paralelismos

Hola a todos:

      Sigo exponiendo algunas posturas negacionistas de la existencia de Jesús pseudo-científicas que no pueden meterse en el mismo saco que los negacionistas honrados (Bauer, Drews, etc.)

     Algunos autores esotéricos, sabiendo que a mucha gente le gusta las teorías de la conspiración, han propuesto que Jesús es una copia de personajes históricos. Que yo sepa, se ha dicho que es una copia de Julio César, de mitos egipcios y de Juan de Gamala. Por lo general, la respuesta de los especialistas serios, tanto creyentes como no creyentes, ha sido hacerles el vacío y no responderles por aquello de que no hay mayor desprecio que no hacer aprecio o, como dijo Groucho Marx, no discutir nunca con un tonto. De estos imaginativos autores, voy a centrarme en dos de ellos, cuyas posturas exponen en el libro colectivo ¿Existió Jesús realmente? mencionado aquí

     El primer autor que voy a comentar de esta línea, para olvidarnos cuanto antes de él, es el italiano Francesco Carotta, autor de un libro titulado Was Jesus Caesar?, en el que defiende que Jesús es una copia de Julio César. Algunos de sus argumentos son:

  • Parecidos históricos: ambos cruzaron un río, fueron traicionados, asesinados y divinizados, etc.
  • Parecidos en algunos nombres en los relatos de César y Jesús: Galia/Galilea y Corfinium/Cafarnaum.
  • Leves parecidos en algunas frases de Jesús y de César. La coincidencia más parecida es la siguiente: Quien no está en ninguna parte, está de mi parte (César) / Quien no está contra nosotros, está con nosotros (Jesús).
     Podría refutarse con muchos argumentos: que muchos parecidos están cogidos por los pelos, que son muchos más los nombres diferentes que los parecidos, que no fueron los únicos personajes en ser traicionados, que uno fue asesinado por el poder y otro estando en el poder, que también podemos encontrar parecidos entre Hitler y Napoleón, etc., etc. En lugar de ello, invito a los lectores a que lean sin intermediarios este resumen de su postura:

     Amable lector/a: te ruego que abras este documento y que vayas a la página 5 del mismo. En esa página podrás leer lo siguiente: "Sin embargo, siguiendo adelante comparando las dos diégesis hasta el fin del EVANGELIO DE MARCOS, se continúa observando los mismos paralelos: A Bitinia corresponde Betania, a Nicomedes Nicodemus, a Mária María, a Casio Longinos el centurión Longinos, etcétera."

    Una vez que has comprobado que no miento, con ayuda de Google, si lo deseas, puedes realizar esta búsqueda. ¿Aparece Nicodemo mencionado en el Evangelio de Marcos? ¿Y el centurión Longinos? ¿Se menciona a este personaje en alguno de los 27 libros del Nuevo Testamento? Si la respuesta a estas tres preguntas es "No", entonces resulta que el autor miente deliberadamente. Solo con esa mentira queda desacreditado su "trabajo".

     En segundo lugar, voy a citar al matrimonio formado por Llogari Pujol y Brigitte Carcenac. Ambos sostienen que Jesús es una copia de relatos egipcios. Un resumen de su obra puede verse en este enlace: http://blogs.periodistadigital.com/antoniopinero.php/2007/08/03/p109416#more109416. También invito a leer sin intermediarios el capítulo suyo en el libro citado más arriba.

      Puesto que mi tiempo es limitado, no voy a detenerme en su refutación. Me adhiero a la opinión que expresa el profesor Antonio Piñero en las conclusiones de su libro: los paralelismos están cogidos por los pelos. Yo mismo leí Sinuhé el Egipcio, una de las obras que se menciona en el enlace y, por mucho que me fijé, no encontré ninguno de los paralelismos que cita el autor. Otras críticas que pueden hacerse son las siguientes:

  • El autor omite los textos relativos a Jesús que no tienen paralelismo con Egipto.
  • Como se tendrá ocasión de exponer en este blog, ninguno de los evangelios se escribió en Egipto.
  • El autor no da argumentos para desmentir que las enseñanzas y la ética de Jesús tienen un marco claramente judío.
  • No explica satisfactoriamente el surgimiento del Cristianismo y, a diferencia de los negacionistas serios, no propone hipótesis sobre cómo, cuándo y por qué surgió.
    Por otra parte, al leer sin intermediarios el capítulo redactado por Llogari Pujol para ese libro, coordinado como dije por un Catedrático de Universidad experto en Historia del s. I, me llamó la atención que no mencionaba una serie de argumentos que mencionó a un periodista (aporto la entrevista y una refutación). Siendo mal pensado, creo que el autor se daría cuenta de que el editor, siendo experto en la materia, podría darse cuenta de sus falsedades y, por eso, jugar a buscar paralelismos cogiéndolos por los pelos omitiendo las groseras mentiras que dijo en los medios.  

         Saludos cordiales

7 comentarios:

  1. Resumen extraído de : Sacerdotes y laicos en la iglesia primitiva. M Manuel Guerra Gomez. Eunsa:

    La existencia de “la religión verdadera” no implica que las demás sean falsas, totalmente falsas. Aunque no todas las religiones sean ni –dadas sus divergencias en cuanto al concepto de lo divino, etc.- puedan ser “la religión verdadera”, son “verdaderas” en la medida en que contengan destellos de la Verdad. Es lo que cree la Iglesia, como cree en la actuación del Espíritu Santo fuera de las personas y límites visibles de la “iglesia-institución”.

    Su voluntad, su proyecto, es lo definitorio de la Iglesia, el punto de referencia de lo que puede o no puede ser de suerte que, respetando esto, la Iglesia puede aceptar préstamos del entorno socio-cultural (la lengua litúrgica, etc.) y de las otras religiones.

    San Gregorio Magno resume las actitudes básicas en esta materia cuando expone sus orientaciones pastorales a Agustín y demás misioneros enviados por él a Inglaterra. El objetivo primario es su cristianización. “No hay que destruir en modo alguno los templos de los ídolos (dioses) de ese pueblo, sino sólo los ídolos (imágenes) que haya en ellos”. El paso siguiente es la consagración del templo pagano conservado: “Hay que bendecir agua, asperjar con ella los templos, erigir altares y poner unas reliquias (de los mártires)”. Gregorio está convencido de que así los habitantes de Inglaterra “pasarán sin duda del culto de sus dioses a la adoración del Dios verdadero”. Destruye las estatuas de los dioeses porque no las considera recuperables para el culto cristiano. Si conserva el edificio del templo no es por motivos artísticos ni culturales, sino porque “acudirán con más facilidad a sus lugares tradicionales de culto”. Aconseja substituir “los sacrificios de muchos bueyes a sus dioses” por la celebración de “fiestas populares” en días determinados, por ejemplo, “en el día de la dedicación (del templo) o de la muerte de los santos mártires cuyas reliquias se han puesto allí”. Conviene “celebrar solenmente banquetes de confraternización crstiana en cabañas hechas con ramas cerca de los templos convertidos en iglesias”. De esta manera a los conversos del paganismo les costará menos olvidarse de las comidas que celebraban con los residuos de los animales sacrificados en honor de sus dioese. El programa pastoral gregoriano en esta cuestión consta de la destrucción de los elementos inasimilables (estatuas de las deidades), la conservación de otros elementos (los templos), una vez consagrados o crstianizados, y la substitución de unos ritos por otros similares (los banquetes de signo religioso).

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  2. continuo:

    En los primeros siglos de la Iglesia el planteamiento de la relación entre lo cristiano y lo no cristiano desembocó en dos direcciones contrapuestas. La minoritaria, representada sobre todo por Taciano y por Tertuliano, adopta una postura negativa o de rechazo de lo no cristiano, de la filosofía, literatura e incluso de la gramática, de sus modos y tiempos gramaticales. No creen posible ni, menos aún, provechosa la ósmosis entre la sabiduría pagana y la cristiana.

    En cambio la constante mayoritaria (San Justino, Atenágoras, Clemente de Alejandría, Orígenes, san Basilio, etc.) en vez de rechazar lo griego, trata de apropiarse las valiosas porciones de verdad que descubren en su filosofía, etc., pero sin diluir lo cristiano en lo griego como, en general, hacen los gnósticos de impronta cristiana. San Justino, líder –al menos cronológico- de este grupo, llega a asimilar los relatos de la mitología y religión griega, relacionados con algunos aspectos de la escatología o de las creencias en el más allá de la muerte. Halla semejanzas en varios mitos griegos, por ejemplo: la subida al cielo de Asclepio tras su muerte por fulminación (rayo de Zeus), la de Beleforonte, la de Perseo. Jesucristo en cuanto “Verbo de Dios” se parece al dios “Hermes, a quien llamáis Verbo anunciador de parte de Zeus/Dios”. “Su nacimiento de una virgen puede seros común con Perseo (1, 22, 5). Desde distintos puntos de vista compara a Jesucristo con Heracles, Asclepio, etc. Ve la cruz de Cristo en la letra griega “khí” (X) mayúscula, “forma del universo” y “energía siguiente al Dios primero” según el Timeo platónico (36 b-c ). Son modos de hacer al cristianismo más cercano y accesible a los paganos.

    Pero los escritores cristianos de los primeros siglos no conceden virtualidad salvífica a las religiones paganas de su tiempo, a sus creencias mitológicas ni a sus ritos, sino al “logos” o inteligencia humana en cuanto destellos o reflejos del Logos divino, Jesucristo. La “filosofía” griega es al mismo tiempo “teología” y a veces “mística” (Plotino, etc.). Los pensadores cristianos la consideran “el testamento” de Dios con los paganos como el Antiguo Testamento con los hebreos.

    San Justino llama a Sócrates “cristiano antes de cristo”; san Jerónimo incluye a Séneca en el catálogo de los santos.

    Algunos consideran “helenización” del “cristianismo” lo que, en realidad, fue “cristianización” del “helenismo” y de la cultura latina, romana. Y todo por obra de la actitud de apertura por parte de la Iglesia y de su capacidad metabólica o incorporadora de los elementos del entorno. La antigüedad greco-romana influyó ciertamente en la forma, en el “ropaje”, de la Iglesia, pero nunca en su esencia.

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  3. En los anteriores comentarios se pasa por alto un aspecto relevante, sin duda, en la explicación ofrecida por San Justino a las evidentes analogías entre Jesús y los anteriores personajes también considerados divinos. Se encuentra en su Apología, a partir del parágrafo 54. 1:
    ”Los que enseñan los mitos inventados por los poetas, ninguna prueba pueden ofrecer a los jóvenes que los aprenden de memoria, y nosotros vamos a demostrar que esos mitos fueron compuestos por instigación de los malvados demonios para engaño y extravío del género humano. 2. En efecto, como oyeran por los profetas que el Cristo anunciado debía venir y que los hombres impíos habían de ser castigados por el fuego, produjeron leyendas atribuyendo a Zeus una multitud de hijos, creyendo que así lograrían que los hombres consideraran la historia de Cristo como un cuento fabuloso, semejante a las leyendas contadas por los poetas”…
    La cuestión es: ¿Qué atención puede prestarse a quien propone este tipo de argumentos?

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    1. ¿Qué atención puede prestarse a lo que dice Justino? Más bien poca, pero su Apología no pretende defender la existencia histórica de Jesús, sino la religión cristiana.

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  4. Si los demonios pretendían con sus engaños que "los hombres consideraran la historia de Cristo como un cuento fabuloso, semejante a las leyendas contadas por los poetas", parece claro que se defiende la existencia real (histórica, no fabulada) de Cristo.
    Por otra parte ¿cómo puede defenderse la religión cristiana sin defender la existencia de su fundador?
    Pero la cuestión de fondo es la misma: ¿merece la pena detenerse en razonamientos que apelan como prueba a la "instigación de los malvados demonios"?

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  5. No, no merece la pena detenerse en esos razonamientos. De hecho, yo no lo he hecho.

    Y el texto de Justino más bien defiende los hechos que se cuentan sobre Jesús. Una cosa es la existencia histórica del personaje, algo sobre lo que hay prácticamente unanimidad entre los historiadores y, otra distinta, que sea cierto todo lo que se atribuye al personaje.

    En tiempos de Justino nadie dudaba de la existencia de Jesús. Otra cosa es lo que se contaba sobre él.

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  6. Buen blog, pero solamente una pregunta? Que otros argumentos hay para desenmascarar a Carotta, ya que su trabajo es ignorado en circulos academicos.

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