Como ya hemos visto, uno de los argumentos de los mitistas serios y de algunos pseudo-científicos para negar la existencia de Jesús es que Pablo de Tarso no parece saber nada de Jesús y que su figura se hunde en un pasado indefinido.
Es cierto que las cartas de Pablo no dan mucha información sobre Jesús, pero hay que tener en cuenta que sus cartas son para lo que son: para responder preguntas de sus lectores, para darles ánimos o gracias por algo, para reprenderles, etc. Tomemos por ejemplo la Primera Epístola a los Corintios. En los primeros capítulos Pablo reprocha a sus lectores que formen partidos y, después, responde a las preguntas que le hacen. Esperar que en sus cartas hable de la biografía de Jesús es pedir demasiado.
En las cartas de Pablo se dan estos datos de Jesús (no entro a valorar si estos datos son o no ciertos): era hijo de mujer según la ley, del linaje de David, tenía hermanos, llamaba a Dios "Abba-Padre", fue traicionado, tuvo una cena especial la noche en que fue entregado, fue crucificado por los príncipes de este mundo, fue sepultado y resucitó.
No es mucho. Sin embargo, sabía más de lo que decía en sus cartas. Por ejemplo, como dije hace unos días, Pablo pidió a sus lectores que fuesen imitadores de Jesús, lo que quiere decir que los lectores sabían como era la persona a la que debían imitar.
En cuanto a su localización en el tiempo, Pablo nos da una pista:
"Luego, de allí a tres años, subí a Jerusalén para conocer a Cefas y permanecí quince días en su compañía. Y no vi a ningún otro apóstol, y sí a Santiago, el hermano del Señor...Luego, al cabo de catorce años, subí nuevamente a Jerusalén...y les expuse el Evangelio que proclamo entre los gentiles - tomando aparte a los notables - para saber si corría o había corrido en vano...y reconociendo la gracia que me había sido concedida, Santiago, Cefas y Juan, que eran considerados como columnas, nos tendieron la mano en señal de comunión a mí y a Bernabé: nosotros nos iríamos a los gentiles y ellos a los circuncisos" (Gal. 1:18,19, 2:1-2, 9)
De Pablo, se han dicho muchas cosas, pero no que fuese esquizofrénico. Sobre esta cuestión, alguien nada sospechoso de simpatizar con el Cristianismo como el ateo militante Gonzalo Puente Ojea, en su libro La existencia histórica de Jesús en las fuentes cristianas y su contexto judío dice lo siguiente:
"Pablo de Tarso, de cuya existencia real nadie ha podido seriamente dudar, afirma que «Santiago, Pedro y Juan, tenidos por columnas de la iglesia, nos dieron la mano a mí y a Bernabé en señal de comunión» (Gál 2,8). Si Pablo pudiese creer que estaba negociando con personas no tenidas por él como testigos y fedatarios auténticos del Cristo Jesús, cuando todavía no se habían escrito los cuatro Evangelios canónicos, habría que pensar de él que era un personaje irreal y fantástico creado por algún escritor esquizofrénico. Pero a nadie se le ha ocurrido aún plantear esta hipótesis de un Pablo chiflado. El verdadero problema no se refiere a saber si existieron realmente Jesús, Santiago y Pablo, pues así fue, sino qué pensaban exactamente los dos primeros acerca de la aventura mesiánica y de su catastrófico desenlace." (pág. 50)
En definitiva, está claro que Pablo sí conoce de la existencia de un Jesús cercano en el tiempo.
Seguiremos con esta serie, que todavía no ha acabado.
Saludos cordiales
Tus puntos de vista muy realistas. Aunque soy coverso LO HAGO POR FE Y NO POR EVIDENCIA EMPIRICA No hay pruebas de la existencia de Yeshua y de Pablo peor- Los evangelios fueron documenos probablemente hechos en Roma por escribanos al servicio de la familia Pison- HAY MUCHA COINCIDENCIA ENTRE HORUS, DIONISIO, MITRA Y JESUS- Quiza el primer obispo catalogado absurdamente de Hereje que era MARCION (navegante rico y creyente) escribio pedazos de las narracione. La biblia confunde al lector si Pablo es judio o romano. En 2Corintios dice Pablo que sabe que Cristo antes de ascender a losd Cielos (Olimpo?) estuvo con los 12 repito DOCE apostoles, que el mismo lo ha visto y que lo ha llevado al tercer cielo.¿ que es todo esto ? Irineo de Lyon quiza fue uno de los grandes mutiladores de los escritos originales.
ResponderEliminarSaludos, anónimo y gracias por tu comentario. Te respondo punto por punto:
ResponderEliminar1. Los evangelios no fueron hechos en Roma salvo, acaso, el de Marcos, aunque muchos creen que se escribió en la actual Siria. El de Mateo se escribió muy probablemente en Antioquía o Damasco y, el de Lucas, casi con total seguridad, en Éfeso.
2. No es cierto que haya "mucha" coincidencia entre Horus, Dionisio, Mitra y Jesús. Sobre Horus en concreto, hay muchas páginas web que dicen muchas mentiras. Te recomiendo que lo que leas lo contrastes con libros de historia de las religiones o de mitologías serios.
3. Marción consideraba que el único evangelio válido era el de Lucas y también las cartas de Pablo. No escribió nada sino que mutiló lo que no le gustaba.
4. Sí, efectivamente, Jesús tuvo doce apóstoles porque pretendía restaurar el Reino de Israel y los doce apóstoles simbolizaban las doce tribus de Israel.
Efectivamente, Pablo dice en algunas cartas que ha visto a Jesús y también dice en 2 Corintios que él (Pablo) subió al tercer cielo. Un creyente puede pensar que tuvo visiones divinas y un no creyente puede pensar que tuvo alguna visión explicable científicamente. Sobre eso yo no me pronuncio.
Saludos
Se me olvidaba. No es incompatible ser judío y ciudadano romano al mismo tiempo. Había muchos judíos que eran ciudadanos de Roma. Por ejemplo, Flavio Josefo
EliminarFlavio josefo es considerado un traidor por los judíos y si ciertamente fue adoptado por la aristocrática familia flaviana. No puede ponerse como ejemplo porque fue algo fuera de lo común. Por otro lado es muy aceptado que los evangelios se escribieron en Roma y lo más extraño en griego. Cuando lo lógico habría sido que se escribieran en aarameo.
EliminarHola José Roberto:
ResponderEliminarTe equivocas. No está nada aceptado que los evangelios se escribieran en Roma. Acaso el de Marcos, pero no los otros tres. Y es lógico que se escribieran en griego y no en arameo, para llegar a más gente.