jueves, 28 de junio de 2012

¿Quién es el discípulo al que amaba Jesús? (II)


Después de haber planteado el tema y expuesto los motivos por los que creo que el discípulo amado es un personaje real, aunque acaso idealizado, voy a empezar a tratar la cuestión de su identidad.

Evidencias externas

La tradición es unánime en que se trata de Juan de Zebedeo, uno de los apóstoles de Jesús. El primero en decir que se trataba de Juan fue Ireneo de Lyon que, hacia el año 180 de nuestra era decía habérselo escuchado en su infancia a Policarpo de Esmirna. Sin embargo, un recuerdo de la infancia de Ireneo no es una prueba muy contundente que digamos, sin pretender quitarle méritos a este respetable pensador a quién tanto debemos por su impresionante tratado sobre las herejías.

Un judío de Palestina

La lectura del Cuarto Evangelio nos dice que el autor era judío de Palestina, pues conoce muy bien la religión judía y la geografía de la región, en especial de Judea, por lo que a priori parece más probable que fuese de Judea que de Galilea, aunque no es absolutamente seguro.

¿Miembro de los apóstoles?

No es nada seguro que fuese de los doce apóstoles. El autor no utiliza la palabra apóstoles sino que prefiere hablar de discípulos, que es un término mucho más amplio:


José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, aunque en secreto (Jn. 19:38)

Si José de Arimatea no era apóstol pero sí discípulo, es posible, aunque no seguro, que el discípulo amado no fuese de los Doce. 

De hecho, el autor solo cita a los Doce al final del capítulo 6 y al decir que Tomás era miembro de los Doce.

Juan de Zebedeo: un candidato improbable

Según los evangelios sinópticos, los tres apóstoles más cercanos a Jesús eran Pedro, Juan y Santiago, que tienen una “exclusiva” con Jesús en la curación o resurrección de la hija de Jairo, en la transfiguración y en la agonía de Getsemaní. Pedro, evidentemente, no es el discípulo amado, puesto que aparecen juntos en varias escenas. Santiago murió muy pronto (hacia el 43), por lo que no pudo ser el autor del libro, ni siquiera de una primera edición. Entonces, solo queda Juan.

Ahora bien, ninguna de las escenas que he citado es mencionada en el Cuarto Evangelio. La pregunta es. Si no tuviésemos los evangelios sinópticos y solo tuviésemos el que por tradición llamamos de Juan. ¿Hay algún versículo que apunte a él como candidato más probable?

En esta web (http://www.upcomillas.es/personal/jmmoreno/cursos/Juan/intro/Autor.htm) pueden leerse argumentos a favor y en contra de Juan. Sin embargo, los motivos por los que me parece improbable que sea Juan el autor no se mencionan aquí. Estas son las principales razones de mi escepticismo:

1. Si el autor es Juan, estaría ninguneando a su hermano. En efecto, en los evangelios sinópticos Juan es llamado por Jesús a la vez que Santiago. Sin embargo, en el que estamos comentando, Juan sería llamado junto con Andrés (Jn. 1:36-40) y no aparecería su hermano en toda la obra hasta el epílogo y sin citarse su nombre.

2. Si el autor es Juan, estaría ninguneando a su madre. Comparemos estos versículos:

MATEO 27:55-56
JUAN 19:25-27
Había allí muchas mujeres mirando desde lejos, aquellas que habían seguido a Jesús desde Galilea para servirle.
Entre ellas estaban María Magdalena, María la madre de Santiago y de José, y la madre de los hijos de Zebedeo.
             
Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Clopás, y María Magdalena.
Jesús, viendo a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba, dice a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo.»
Luego dice al discípulo: «Ahí tienes a tu madre.» Y desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa.
           

Si el discípulo amado es Juan, al escribir su relato omitió a su madre y se hizo adoptar por la madre de Jesús, o cambió de madre o pasó a tener dos madres. Para que nadie se ofenda por esta ironía (nada más lejos de mi intención), yo suelo referirme a quién dirigió mi Tesis como un segundo padre. Nada que objetar a que pudiese querer a María como a una madre, pero me sorprende que, si el autor es Juan, Mateo cite a su madre biológica y el hijo biológico la ignore de esa forma.

Esta escena –sea histórica o ideal, poco importa– me hace pensar que debía ser alguien soltero, probablemente huérfano de padre y madre y, también probablemente, bastante joven.

Seguiremos,

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