viernes, 17 de junio de 2011

La divinización de Jesús (I): Pablo de Tarso

Me solicita un amable lector que trate acerca de la divinización de Jesús. Hoy en día, para la gran mayoría de los cristianos considera a Jesús divino, aunque existen grupos cristianos minoritarios que consideran a Jesús Mesías pero no Dios. Los más conocidos de estos cristianos "unitarios" son los Testigos de Jehová, pero no son los únicos. En el Cristianismo primitivo también hubo comunidades cristianas que negaban la divinidad de Jesús como los ebionitas y, en una época intermedia, tenemos el caso notable de Miguel Servet, que se consideraba a sí mismo un auténtico cristiano pero fue condenado a la hoguera por considerar la Trinidad un error.

La divinización de Jesús no fue algo instantáneo sino que fue fruto de un proceso cuya explicación podría dar lugar, probablemente, a una Tesis Doctoral. En este artículo voy a tratar brevemente acerca de como trata de la divinidad de Jesús el Nuevo Testamento sin intención de adoctrinar, dejando que cada lector piense lo que quiera.

Hijo de Dios

En el Nuevo Testamento hay unanimidad en considerar a Jesús "Hijo de Dios". Ahora bien, ¿Hijo de Dios = Dios? No necesariamente. Hacia el siglo VIII existió en España una herejía denominada Adopcionismo que consideraba que Jesús era hijo adoptivo de Dios, en la cultura greco-romana hubo varios Hijos de Dios mitológicos (Hércules, Perseo, etc.) o reales (Octavio Augusto) y, en fin, en la cultura judía en la que surge el Cristianismo, se llamaba Hijo de Dios a quién tenía una relación especial con Dios. Así, en el Salmo 2:7, atribuido a David, se dice:

"Voy a proclamar el decreto del Señor:  Él me ha dicho: "Tú eres mi hijo, yo te he engendrado hoy."
A continuación, vamos a ver si los distintos autores del Nuevo Testamento interpretaban que Jesús era Dios.

Epístolas paulinas

Aunque en los índices de cualquier Biblia se atribuyen a Pablo de Tarso 13 epístolas (14 si contamos la anónima  Hebreos), en realidad hay consenso en que solo 7 de esas cartas son auténticamente paulinas:  Romanos, 1 y 2 Corintios, Gálatas, Filipenses, 1 Tesalonicenses y Filemón.

En estas cartas, Pablo utiliza con frecuencia el binomio Dios-Jesús (o el Señor), pero distinguiendo claramente ambos. Según su teología, Jesús fue convertido en Hijo de Dios a través de su resucitación por Dios, pero siempre distingue entre Dios Padre -el único Dios- y su hijo. Ejemplos de muestra: 

"Para nosotros no hay más que un solo Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas y para el cual somos; y un solo Señor, Jesucristo, por quien son todas las cosas y por el cual somos nosotros" (1 Cor. 8:6) 
"Pablo, siervo de Cristo Jesús, apóstol por vocación, escogido para el Evangelio de Dios, que había ya prometido por medio de sus profetas en las Escrituras Sagradas, acerca de su Hijo, nacido del linaje de David según la carne, constituido Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por su resurrección de entre los muertos, Jesucristo Señor nuestro" (Romanos 1:1-4)
"Os convertisteis a Dios, tras haber  abandonado los ídolos, para servir a Dios vivo y verdadero y esperar así a su Hijo Jesús (1 Tes. 1:9-10)
No obstante, en la Epístola a los Filipenses existe un himno (posiblemente prepaulino) ambiguo que admite distintas lecturas

"El cual [Jesús], siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre" (Flp. 2:5-11)
En la Biblia de Jerusalén se admite que hay dos interpretaciones posibles. Según una de ellas, Jesús sería preexistente y, según la otra, el texto no trataría de la encarnación sino que estaría realizando una comparación de Jesús con Adán. Literalmente, se dice lo siguiente:

"Tradicionalmente ha sido interpretado en función de un esquema de descenso-ascenso divino, según el cual la kénosis de Cristo fue la renuncia a su gloria divina con el fin de vivir una vida humana y asumir el sufrimiento. Sin embargo, su estructura se basa manifiestamente en el esquema bíblico de la humillación seguida de la exaltación, según el cual un justo atribulado es premiado por Dios. Es, pues, más probable que Jesús, como segundo o último Adán, sea implícitamente puesto en parangón con el primer Adán".
Como soy enemigo de adoctrinar, os cito unos libros en los que pueden verse interpretaciones distintas:

    Continuaremos. Saludos cordiales

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