jueves, 7 de julio de 2011

La divinización de Jesús (III): Evangelio de Juan y otros escritos

Evangelio de Juan 

Hasta ahora, hemos visto que para Pablo de Tarso y los autores de los evangelios sinópticos, Jesús es Señor e Hijo de Dios, pero no Dios en el sentido de Nicea.

El Cuarto Evangelio es distinto. Para empezar, conviene aclarar que este libro es obra de al menos dos autores y que tuvo varias ediciones, tema que espero tratar en este blog. Por eso, nos encontramos con frases de Cristología baja y de Cristología alta.

Es este evangelio el único en el que se dice expresamente que Jesús es Dios. En primer lugar, en el Prólogo se dice:
"En el principio existía la Palabra (o Verbo) y la Palabra estaba con Dios y la Palabra era Dios...y la Palabra se hizo carne" (Jn. 1:1, 14)
También hay otro pasaje en el que se puede inferir que el autor considera que Jesús es Dios, aunque este es más ambiguo. Me refiero a la famosa duda de Tomas, en la que el apóstol dice a Jesús resucitado: "Señor mío y Dios mío" (Jn. 20´:28), aunque hay quienes interpretan que llama Señor a Jesús y después invoca a Dios.

Epístolas pseudo-paulinas y otros textos

Como he dicho en una entrada anterior, solo 7 de las 13 epístolas que se atribuyen a Pablo proceden realmente de su dictado. Las otras 6, fueron escritas después de su muerte por discípulos suyos. En estas cartas, tenemos contradicciones. Así, por ejemplo, el autor de la Primera Epístola a Timoteo no parece considerar Dios a Jesús cuando dice:

"Porque hay un solo Dios, y también un solo mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús, hombre también" (1 Tm 2:5)
 Sin embargo, parece que se considera plenamente la divinidad de Jesús en otra epístola pseudo-paulina:
"Aguardando la feliz esperanza y la Manifestación de la gloria del gran Dios y Salvador nuestro Jesucristo" (Tt 2:13)
Algunas biblias "trinitarias" traducen "del Salvador", diferenciando así entre Dios y el Salvador. Sin embargo, la traducción que hemos puesto es la literal. Otra cuestión es como interpretar este versículo

Por último, también parece que se proclama la divinidad de Jesús en la Segunda Epístola de Pedro, en la que el autor (sobre el que existe consenso, incluso entre teólogos cristianos, en que no es Pedro) dice:
 "...por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo" (2 Pe 1:1) 
En esta ocasión, la traducción parece ser que es discutible. Así, la católica Biblia de Jerusalén dice en una nota a pie de página sobre este versículo: "O: "de nuestro Dios y del Salvador Jesucristo"

Al margen del Nuevo Testamento, cabe decir que en el siglo II hubo varios cristianismos. Para algunos, Jesús no era realmente un hombre (docetistas), para otros no era Dios (ebionitas y nazarenos), mientras que, en fin, la corriente que triunfó consideraba a Jesús Dios y hombre.  

En resumen, concluimos con que Jesús nunca dijo de sí mismo que fuese Dios, sino que llegaron a esta conclusión sus partidarios a través de un largo proceso que culminó en Nicea.

Al respecto, cada lector puede pensar libremente lo que quiera, con todos mis respetos.

Saludos cordiales,