jueves, 28 de junio de 2012

¿Quién es el discípulo al que amaba Jesús? (II)


Después de haber planteado el tema y expuesto los motivos por los que creo que el discípulo amado es un personaje real, aunque acaso idealizado, voy a empezar a tratar la cuestión de su identidad.

Evidencias externas

La tradición es unánime en que se trata de Juan de Zebedeo, uno de los apóstoles de Jesús. El primero en decir que se trataba de Juan fue Ireneo de Lyon que, hacia el año 180 de nuestra era decía habérselo escuchado en su infancia a Policarpo de Esmirna. Sin embargo, un recuerdo de la infancia de Ireneo no es una prueba muy contundente que digamos, sin pretender quitarle méritos a este respetable pensador a quién tanto debemos por su impresionante tratado sobre las herejías.

Un judío de Palestina

La lectura del Cuarto Evangelio nos dice que el autor era judío de Palestina, pues conoce muy bien la religión judía y la geografía de la región, en especial de Judea, por lo que a priori parece más probable que fuese de Judea que de Galilea, aunque no es absolutamente seguro.

¿Miembro de los apóstoles?

No es nada seguro que fuese de los doce apóstoles. El autor no utiliza la palabra apóstoles sino que prefiere hablar de discípulos, que es un término mucho más amplio:


José de Arimatea, que era discípulo de Jesús, aunque en secreto (Jn. 19:38)

Si José de Arimatea no era apóstol pero sí discípulo, es posible, aunque no seguro, que el discípulo amado no fuese de los Doce. 

De hecho, el autor solo cita a los Doce al final del capítulo 6 y al decir que Tomás era miembro de los Doce.

Juan de Zebedeo: un candidato improbable

Según los evangelios sinópticos, los tres apóstoles más cercanos a Jesús eran Pedro, Juan y Santiago, que tienen una “exclusiva” con Jesús en la curación o resurrección de la hija de Jairo, en la transfiguración y en la agonía de Getsemaní. Pedro, evidentemente, no es el discípulo amado, puesto que aparecen juntos en varias escenas. Santiago murió muy pronto (hacia el 43), por lo que no pudo ser el autor del libro, ni siquiera de una primera edición. Entonces, solo queda Juan.

Ahora bien, ninguna de las escenas que he citado es mencionada en el Cuarto Evangelio. La pregunta es. Si no tuviésemos los evangelios sinópticos y solo tuviésemos el que por tradición llamamos de Juan. ¿Hay algún versículo que apunte a él como candidato más probable?

En esta web (http://www.upcomillas.es/personal/jmmoreno/cursos/Juan/intro/Autor.htm) pueden leerse argumentos a favor y en contra de Juan. Sin embargo, los motivos por los que me parece improbable que sea Juan el autor no se mencionan aquí. Estas son las principales razones de mi escepticismo:

1. Si el autor es Juan, estaría ninguneando a su hermano. En efecto, en los evangelios sinópticos Juan es llamado por Jesús a la vez que Santiago. Sin embargo, en el que estamos comentando, Juan sería llamado junto con Andrés (Jn. 1:36-40) y no aparecería su hermano en toda la obra hasta el epílogo y sin citarse su nombre.

2. Si el autor es Juan, estaría ninguneando a su madre. Comparemos estos versículos:

MATEO 27:55-56
JUAN 19:25-27
Había allí muchas mujeres mirando desde lejos, aquellas que habían seguido a Jesús desde Galilea para servirle.
Entre ellas estaban María Magdalena, María la madre de Santiago y de José, y la madre de los hijos de Zebedeo.
             
Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Clopás, y María Magdalena.
Jesús, viendo a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba, dice a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo.»
Luego dice al discípulo: «Ahí tienes a tu madre.» Y desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa.
           

Si el discípulo amado es Juan, al escribir su relato omitió a su madre y se hizo adoptar por la madre de Jesús, o cambió de madre o pasó a tener dos madres. Para que nadie se ofenda por esta ironía (nada más lejos de mi intención), yo suelo referirme a quién dirigió mi Tesis como un segundo padre. Nada que objetar a que pudiese querer a María como a una madre, pero me sorprende que, si el autor es Juan, Mateo cite a su madre biológica y el hijo biológico la ignore de esa forma.

Esta escena –sea histórica o ideal, poco importa– me hace pensar que debía ser alguien soltero, probablemente huérfano de padre y madre y, también probablemente, bastante joven.

Seguiremos,

miércoles, 27 de junio de 2012

¿Quién es el discípulo al que amaba Jesús? (I): ¿Figura real o ficticia?

En el Evangelio de Juan aparece un "discípulo al que amaba Jesús" conocido abreviadamente como "discípulo amado". Cualquiera que lea el evangelio en cuestión se dará cuenta de que en ningún lugar se dice su nombre.

Algunos expertos creen que es una figura ficticia malintencionada para dar más credibilidad al libro o bien una figura ficticia bienintencionada como símbolo del discípulo ideal, mientras que muchos expertos creen que es una figura real.

Entre pensar que es una figura ficticia y que es una figura real y que todo lo que se cuenta de él es cierto, hay una opción intermedia, pensar que pudo existir realmente pero que se le presenta de forma más o menos idealizada.

Sospechosos

Entre quienes piensan que es una figura real, varios creen que es un personaje anónimo y que nunca se sabrá su identidad. Muchos otros, por el contrario, han aportado candidatos. El más repetido en las últimas décadas es el tradicional: Juan de Zebedeo, seguido a cierta distancia por Lázaro. Mucho más atrás están Juan el Anciano (figura oscura de quién Ireneo, Policarpo y otros "padres apostólicos" hablan con devoción), Juan Marcos, Natanael, Andrés, Tomás, María Magdalena (dos autores serios, además de algunos esoteristas), Apolo... y creo que me dejo algunos. 

Siete candidatos

Juan 21, que constituye un epílogo, incluye al discípulo amado en un grupo formado por Pedro, Tomás, Natanael de Caná, los hijos de Zebedeo y otros dos discípulos. La pregunta es: ¿es uno de los anónimos o uno de los cinco mencionados?

¿Tres discípulos, dos o uno?

Además del discípulo amado, aparecen también dos discípulos anónimos: un discípulo de Juan Bautista amigo de Andrés (Jn. 1:35-40) y un discípulo conocido al Sumo Sacerdote (Jn. 18:15-16). ¿Son los tres la misma persona? Es razonable pensar que sí lo son. Así, el discípulo amado sería discípulo de Jesús de principio a fin y no lo abandonaría tras su arresto, aunque los hay que no piensan así.

Si son la misma persona, ¿por qué no siempre se identifica como el discípulo amado? Se han propuesto varias respuestas: que forma parte del juego del autor de ocultar su identidad, que el ser conocido por el Sumo Sacerdote es un dato incómodo o que el autor se llamaba humildemente "otro discípulo" y, tras su muerte, sus seguidores lo transformaron el el discípulo amado.

¿Existió o no?

Yo pienso que sí por dos razones. En primer lugar, en el Capítulo 21 hay un indicio fuerte de que ha muerto y dudo mucho que los símbolos mueran:

Corrió, pues, entre los hermanos la voz de que este discípulo no moriría. Pero Jesús no había dicho a Pedro: « No morirá», sino: «Si quiero que se quede hasta que yo venga.»

 Este es el discípulo que da testimonio de estas cosas y que las ha escrito, y nosotros sabemos que su testimonio es verdadero
Parece ser que el discípulo murió y que causó un gran trauma a sus seguidores, lo que motivó que se insertasen estos versículos escritos en primera persona del plural.

El segundo motivo es que ese discípulo es conocido por Marcos que, por alguna razón, lo oculta.

Todos sabemos que los 4 evangelios dicen que Pedro negó a Jesús. Autores agnósticos como Maurice Cassey o Antonio Piñero, entre otros, creen que esas negaciones no son una invención porque resultaría muy extraño que un cristiano se invente un hecho que desprestigia al Príncipe de los Apóstoles. Partiendo de esta premisa, veamos como introducen Marcos y Juan las negaciones:

Marcos 11:54, 66-67
Juan 18:15-17
También Pedro le siguió de lejos, hasta dentro del palacio del Sumo Sacerdote, y estaba sentado con los criados, calentándose al fuego.

Estando Pedro abajo en el patio, llega una de las criadas del Sumo Sacerdote y al ver a Pedro calentándose, le mira atentamente y le dice: «TAMBIÉN tú estabas con Jesús de Nazaret.»
Seguían a Jesús Simón Pedro y otro discípulo. Este discípulo era conocido del Sumo Sacerdote y entró con Jesús en el atrio del Sumo Sacerdote,  mientras Pedro se quedaba fuera, junto a la puerta. Entonces salió el otro discípulo, el conocido del Sumo Sacerdote, habló a la portera e hizo pasar a Pedro.

La muchacha portera dice a Pedro: «¿No eres tú TAMBIÉN de los discípulos de ese hombre?»

Primera cuestión. Según la versión de Marcos, ¿cómo entra Pedro al palacio y se comporta como Pedro por su casa calentándose al fuego? ¿Golpeó la puerta con los nudillos? ¿Y qué dijo a la portera para que le dejase pasar? Me parece más coherente la versión de Juan.

Segunda cuestión. En la versión de Juan, la portera pregunta a Pedro si también es discípulo de Jesús. ¿Por qué dice la palabra "también"? Porque hay otro discípulo con él y la portera le conoce y sabe que es seguidor de Jesús.

Ahora bien, si Pedro no entró acompañado, como sugiere Marcos, ¿a qué viene la palabra "también"? Por alguna razón, Marcos oculta a ese discípulo. Por eso creo que no es una figura ficticia, sin perjuicio de que pueda estar idealizado, tema que no pretendo en principio juzgar.

Seguiremos. Saludos cordiales,

jueves, 21 de junio de 2012

El Evangelio de Juan. ¿Obra de un autor o de varios?


Después de haber tratado sobre el problema sinóptico, voy a tratar acerca de si el Cuarto Evangelio, muy diferente de los otros tres, es obra de un autor o de dos o más autores.

Esta cuestión no es ideológica, sino técnica. De hecho, son muchísimos los expertos católicos y protestantes que consideran que el Evangelio de Juan es obra de una comunidad (ignoro el status questionis entre los teólogos y filólogos ortodoxos). Por ejemplo, en la católica Biblia de Jerusalén se acepta que es obra de dos o más autores.

Los que defienden la unidad o, por lo menos, son escépticos sobre las propuestas de un evangelio de varios estratos, argumentan que hay una relativa unidad de estilo y de léxico. Sin embargo, hay varios motivos para pensar que ha tenido una elaboración compleja a través de un largo proceso. Algunos autores hablan de dos ediciones y otros de hasta cuatro. Veamos brevemente algunos de estos motivos:

1. Una escena que no es de Juan.

La famosa y preciosa escena de la adúltera a la que Jesús salva de morir lapidada no perteneció nunca al Evangelio de Juan. De hecho, en los principales manuscritos de este libro no aparece y su estilo es muy distinto. Sobre su origen se han propuesto dos hipótesis:

a) Se trata de una “hoja volante” que circuló durante generaciones y alguien incorporó al Evangelio de Juan.

b) Pertenecía originalmente al Evangelio de Lucas, pues en algunos manuscritos antiguos figura en este evangelio y su estilo y su temática encaja muy bien con este autor.

2. ¿Un traspapeleo?

Los capítulos 4-7 nos dan esta secuencia: Galilea (4), Jerusalén (5), Galilea (6) y Jerusalén (7). Es especialmente raro que el capítulo 5 acaba en Jerusalén y el capítulo 6 empieza diciendo: “después de esto se fue Jesús a la otra ribera del mar de Galilea”. ¡Si estaba en Jerusalén, muy lejos del mar de Galilea!

Se ha sugerido que el editor cometió un despiste y un traspapeleo, siendo el orden primitivo el siguiente: 4-6-5-7.

3. ¿Se levantaron o se quedaron sentados?

El Cuarto Evangelio dedica nada menos que 5 capítulos a la última cena (13-17). Al final del Capítulo 14, Jesús dice a los comensales: “levantaos, vámonos de aquí”.

Quién esté familiarizado con la historia de Jesús, se imaginará que los discípulos se levantarán y se dirigirán hacia Getsemaní. ¡Pues no! Después de la orden de levantarse, hay un largo discurso de Jesús que ocupa nada menos que tres capítulos. Si suprimimos los capítulos 15-17 el relato quedaría así:


“Levantaos, vámonos de aquí”. Dicho esto, pasó Jesús con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón.


¿Cómo resulta más coherente? Parece claro que una primera edición sería como la reconstrucción que he hecho y que los capítulos 15-17 fueron añadidos en una edición posterior. Además, hay una contradicción, pues Jesús dice: “Pero ahora me voy a Aquel que me ha enviado, y ninguno de vosotros me pregunta: "¿Dónde vas?" (Jn 16:5) ¡Ya se lo habían preguntado poco antes!:


Simón Pedro le dice: “Señor, ¿a dónde vas?” Jesús le respondió: “Adonde yo voy no puedes seguirme ahora; me seguirás más tarde.” (Jn. 13:36)


4. ¿Quiénes son los malos?

El profesor Urban VON WAHLDE utiliza un interesante criterio para distinguir qué pertenece a la primera edición y qué a la segunda.

En algunas partes del Evangelio los hostiles a Jesús son los judíos en general (¡como si Jesús y sus discípulos no fuesen judíos!) y, en otras partes, los fariseos y los sumos sacerdotes. Según Von WAHLDE, los pasajes en los que los “malos” son los judíos pertenecerían a la edición final, escrita en un ambiente de mayor hostilidad hacia los cristianos y, los pasajes en los que solo una parte de los judíos son enemigos de Jesús, serían de una edición más primitiva.

Además, cuando los hostiles son los fariseos y sacerdotes, estos llaman a los milagros de Jesús "señales", mientras que cuando los malos son los judíos los llaman "obras".

Sobre esta cuestión es interesante que el Evangelio de Juan es muy anti-judío y también muy pro-judío, diciendo Jesús que la salvación viene de los judíos. Me parece muy difícil que procedan de la misma pluma.

5. Un libro con dos finales.

En el Capítulo 20, después del final feliz de la resurrección de Jesús (sobre cuya historicidad o no me niego a pronunciarme porque intento que este blog sea neutral) y de la famosa duda de Tomás, el autor dice:

Jesús realizó en presencia de los discípulos otras muchas señales que no están escritas en este libro. Estas han sido escritas para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo tengáis vida en su nombre.
¿Fin? ¡No! Después de ese final, hay una aparición más de Jesús, esta vez en Galilea. Hay un amplio consenso en que el Capítulo 21 es un epílogo escrito tiempo después. Además, en ese epílogo hay un eco de que el “discípulo amado”, de quién se dice que es el autor del libro, ha muerto, lo que provocó un trauma a su comunidad.

6. Diferencias teológicas.
Otro argumento a favor de que el Evangelio de Juan tiene dos o más ediciones es que presenta algunas diferencias teológicas, especialmente chocantes en Cristología y Escatología.
En cuanto a la vida después de la muerte, hay frases de Jesús que sugieren un “más allá” inmediato (escatología realizada) y en otras se habla de resurrección en un último día (escatología futura). Esa combinación ha dado lugar a lo que los teólogos llaman “ya, pero todavía no”. Probablemente, se deba a la existencia de dos manos distintas.
Algo parecido ocurre con la Cristología. Hay versículos, especialmente en el prólogo, que igualan a Jesús con Dios haciéndolo divino, mientras que en otros versículos la Cristología es más baja (Mesías, Santo de Dios, Hijo de Dios…). Ya vimos en un artículo que la expresión “Hijo de Dios”, en el ambiente judío podía interpretarse como alguien que tiene una relación especial con Dios y, de hecho, el Antiguo Testamento también dice de David que es hijo de Dios.

¿Por qué motivo hay varias ediciones?
Cuando el Evangelio de Marcos llegó a manos de Mateo, hubo cosas que le gustaron y otras que no y, probablemente, pensó que era muy breve. Por eso, escribió otro libro que viene a ser una edición ampliada y corregida de Marcos. Lucas también dice que ha decidido escribir un libro porque “muchos” lo han intentado antes y quiere hacer al excelentísimo Teófilo uno mejor.
En el caso de la comunidad juánica, su líder, el “discípulo amado” (espero dedicar algunos artículos a este anónimo personaje), era venerado y se llegó a pensar incluso que no moriría nunca. Por esta razón, a su muerte, sus discípulos consideraron un sacrilegio omitir una sola línea suya y, en lugar de eso, añadieron sus opiniones, provocando algunas contradicciones. Por ejemplo, el “discípulo amado” escribió que Jesús bautizaba (Jn. 3:22, 4:1), pero a algún discípulo de ese discípulo le debió chirriar y, por no tachar algo escrito por su maestro, añadió esta glosa: “aunque no era Jesús mismo el que bautizaba, sino sus discípulos” (Jn. 4:2)
Otros probables motivos para que se añadiesen nuevos estratos pueden ser los siguientes:
- Mayor hostilidad hacia los cristianos por parte de los judíos.
- Voluntad de rehabilitar a Pedro en el epílogo, que sale bastante mal parado en varias partes del evangelio.
- Aliviar el dolor causado por la muerte del discípulo amado haciendo ver que la creencia de que no moriría nunca no tenía fundamento.
- Reflexiones teológicas de la comunidad (en general, se considera que la primera edición del libro no tenía los grandes discursos).
Saludos cordiales,

miércoles, 20 de junio de 2012

El problema sinóptico

Un amable lector escribió hace poco un comentario que está visible en el que me pregunta acerca del Documento Q. Como no sé los conocimientos que tienen los lectores, voy a tratar este tema desde el principio.

Los llamados evangelios sinópticos (Mateo, Marcos y Lucas) son entre sí bastante parecidos. El 97 % del Evangelio de Marcos, el más breve de los tres, se encuentra recogido en los de Mateo y Lucas y, en líneas generales, en el mismo orden y con un vocabulario muy similar, aunque en un griego más pobre en el caso de Marcos y más elegante por parte de Mateo y Lucas. Así es como surge el llamado problema sinóptico o de quién copió a quién.

Son varias las hipótesis que se han propuesto. La hipótesis mayoritaria es que el primer evangelio en ser escrito es el de Marcos y que Mateo y Lucas lo utilizaron como fuente. Lo que aparece en los tres evangelios se llama triple tradición. Para explicar el material que comparten Mateo y Lucas y que no se encuentra en Marcos (doble tradición), se propuso que ambos utilizaron de forma independiente un documento llamado Q (del alemán quelle=fuente) que contendría fundamentalmente frases y parábolas de Jesús. Este documento es hipotético y se ha realizado una reconstrucción de lo que pudo contener. Esta propuesta es conocida como Hipótesis se las dos fuentes.

Quizás su defensor más brillante es Kloppenborg, de quién puede encontrarse abundantes trabajos en la red.

Respondiendo a la pregunta del lector, la hipótesis de este Documento Q sigue siendo válida, pero como hipótesis, no como certeza.

Frente a esta hipótesis mayoritaria existen otras minoritarias que paso a comentar brevemente:

- Hipótesis Tradicional o Agustiniana. Fue propuesta por Agustín de Hipona y es la más antigua. Consiste en que el primer evangelio fue el de Mateo, que Marcos lo resumió y, finalmente, Lucas utilizó ambos. Esta es la razón por la que en el Nuevo Testamento aparecen en este orden.

Esta sugerencia presenta grandes dificultades. Por ejemplo, si Marcos conoció el Evangelio de Mateo, ¿por qué no cita el nacimiento de Jesús en Belén, no hay ninguna alusión a su nacimiento milagroso y no contiene una oración tan importante como el Padre Nuestro? ¿Y por qué cambia el estilo elegante de Mateo por un griego más tosco? En la actualidad, esta hipótesis es anecdótica y no cuenta prácticamente con defensores (los últimos de los que yo tengo constancia han muerto hace pocos años, aunque puede que cuente con defensores vivos y lo ignore)

- Hipótesis de los Dos Evangelios o de Griesbach. Al igual que la anterior, propone que el Evangelio de Mateo es el primero, siendo seguido por Lucas y por Marcos, que utilizó como fuente los otros dos. Esta hipótesis presenta las mismas dificultades que la anterior. Tiene relativa fuerza en Estados Unidos.

En Google Books hay parcialmente accesible un voluminoso libro publicado en 2005 defendiendo esta hipótesis.

- Hipótesis de Marcos sin Q o de Farrer. Propone que el Evangelio de Marcos fue el primero en ser escrito, pero prescinde de Q y defiende que Lucas utilizó los evangelios de Marcos y Mateo. Su punto fuerte es la existencia de acuerdos entre Mateo y Lucas contra Marcos, pero también presenta algunas dificultades. Su principal foco está en el Reino Unido.

El Dr. Mark Goodacre tiene una web dedicada a defender esta hipótesis y tiene un libro sobre el tema descargable de forma legal y gratuita en la red: http://www.markgoodacre.org/maze/ 

Hay también otras hipótesis minoritarias o ligeras variantes de las que he mencionado. Ninguna de estas hipótesis es absolutamente segura y todas ellas dejan cabos sueltos. Personalmente, la que más me convence es la de Marcos sin Q, aunque no voy a extenderme en un tema que da para varias tesis doctorales. 

Saludos cordiales


jueves, 14 de junio de 2012

Un enigmático personaje: Alejandro de Éfeso (II)

Continuamos con este enigmático incidente protagonizado por este enigmático personaje. Algunos autores han criticado a Lucas diciendo que no ha estado muy atinado al narrar este episodio de forma tan oscura.

Yo estoy en total desacuerdo con ellos. Lucas sabía muy bien lo que escribía. Se comparta o no su religión, hay que reconocer que es un monstruo en el buen sentido de la palabra. Es un autor con un estilo elegante, con una amplia cultura y que conoce muy bien la Retórica. Como vamos a ver, en otro lugar de su libro da una clave sobre este episodio, aunque no es del todo clara, como veremos.

Una técnica literaria que utiliza Lucas es la de los paralelismos entre personajes o situaciones. Esto es algo típico del ambiente greco-romano de la época y, por ejemplo, es utilizado por Plutarco en sus Vidas Paralelas, en los que agrupa personajes históricos por parejas. En el caso de Lucas, el paralelismo más claro es entre los nacimientos de Juan Bautista y Jesús: anunciación por un ángel al padre/madre, embarazos milagrosos (estéril/virgen), visita al niño por los vecinos/pastores, circuncisión, cánticos de alabanza tras su nacimiento por parte de Zacarías/Simeón, etc. Este no es el único paralelismo lucano, también los hay entre Pedro y Pablo, Jesús y Esteban, etc.

En nuestro caso, hay un paralelismo interesante entre el motín de los plateros (Hch. 19) y el motín de Jerusalén contra Pablo (Hch. 21-22). Aunque, como es lógico, hay diferencias, puede tomarse un papel y lápiz y tomar nota de paralelismos: plateros/judíos de Asia, Templo de Jerusalén/Templo de Artemisa Efesia, revuelta de Éfeso/Jerusalén, Gayo y Aristarco/Pablo, etc. Y, entre estos paralelismos, hay uno muy claro, aunque antitético, entre Pablo y Alejandro. Veámoslo:


MOTÍN DE JERUSALÉN
MOTÍN DE ÉFESO
Pablo, de pie sobre las escaleras, moviendo la mano (kateseisen te cheiri) a la gente.
Alejandro moviendo la mano (kataseisas ten cheira) quería hacer una defensa (apologeisthai) ante el pueblo.
Se hizo un gran silencio y Pablo les dirigió la palabra en lengua hebrea. “Hermanos y padres: escuchad la defensa (apologias) que hago ante vosotros” Al oír que les hablaba en lengua hebrea guardaron más profundo silencio. Y dice (phesin):…
Pero al conocerse que es judío, todos a una se pusieron a gritar durante casi dos horas: “¡Grande es la Artemisa de los efesios!”
Estuvieron escuchándole hasta que dijo esto. Entonces empezaron a gritar: “¡Haz que desaparezca de la tierra! ¡no merece vivir!”
Cuando el Secretario logró calmar a la gente, dice (phesin):… Dicho esto disolvió la asamblea.

El que ambos muevan la mano y quieran hacer una defensa indica claramente que Lucas está jugando a los paralelismos, máxime si tenemos en cuenta el paralelismo global entre los dos tumultos. Sin embargo, son paralelismos antitéticos. Alejandro es abucheado por ser judío, mientras que Pablo logra hacer callar a la multitud, especialmente al darse cuenta de que es judío por hablar en "lengua hebrea".

En este vis a vis parece que gana Pablo a Alejandro por hacer callar a la multitud, pero sería una victora pírrica porque a Alejandro simplemente no se le deja hablar mientras que a Pablo se le permite en un principio pero luego se le interrumpe pidiendo su muerte.

Se me ocurren tres posibles interpretaciones y leeré gustosamente vuestras opiniones, si queréis decir algo, que siempre me agrada:

1. Interpretación de Josep Rius Camps: se produce "un intento apologético abortado en su raíz o fallido al ser interrumpido bruscamente." El inconveniente que veo es que en el paralelismo entre los dos motines quedaría huérfano el discurso del Secretario de Éfeso, que no tendría paralelo en el de Jerusalén.

2.  Lucas traza dos paralelismos cortitos: uno entre Pablo y Alejandro y otro entre los discursos de Pablo y del Secretario, con resultados totalmente distintos. Si esta es la intención de Lucas, tendríamos que Pablo gana a Alejandro (un posible enemigo suyo) pero pierde ante el Secretario de Éfeso.

3. Si Alejandro es el Secretario, primero fue abucheado y luego triunfó al disolver la asamblea ilegal con un brillante discurso. Pablo, por el contrario, primero logra callar a la multitud pero su discurso es interrumpido y se pide su muerte. Lucas estaría comparando a Pablo con el Secretario Alejandro.

El que un judío sea Secretario de Éfeso, plantea algunas dificultades:

- Una dificultad superable: ¿nuestra diosa o vuestra diosa? Algunos manuscritos antiguos dicen "nuestra" (el Secretario es un fiel seguidor de Artemisa) y otros "vuestra" y esta diferencia ha pasado a algunas biblias. Si el magistrado es judío, diría "vuestra" pero, al perderse esta información, algún escriba pudo pensar que hubo algún error y lo enmendó.

- Resulta extraño que un judío hable de "la gran Artemisa" y de su estatua caída del cielo (se cree que pudo ser un meteorito). Sobre esta cuestión, ambas expresiones están en una pregunta retórica aduladora de la multitud ("¿quién no sabe que Éfeso...?") y que ignora la presencia de cristianos y judíos. En esta línea se ha dicho que "it is possible to interpret these words as strategic flattery rather than naivete" (Robert C. Tannehill)

Si a alguien se le ocurre alguna otra interpretación, la leeré gustosamente. En cualquiera de estos casos la pregunta sería: ¿por qué hace Lucas esto? ¿Solo por estética o tiene alguna intención teológica?

Para acabar, quiero comentar brevemente la opinión de un amable lector. Algunos autores, especialmente protestantes, han relacionad a este Alejandro con un personaje del mismo nombre citado en la Segunda Epístola a Timoteo: "Alejandro, el broncista, me ha hecho mucho mal. El Señor le retribuirá según sus obras.  Tú también guárdate de él, pues se ha opuesto tenazmente a nuestra predicación" (2 Tim. 4:14-15)

Esta sugerencia es compatible con dos de las hipótesis formuladas que vimos en la entrada anterior. Pudo ser un enemigo de Pablo que quiso perjudicarle y también un amigo que luego le abandonó.

El inconveniente que veo es que esta carta es muy tardía y su autor no es Pablo. Sobre esta cuestión, tenía pensado escribir próximamente una entrada sobre dos personajes citados en esa carta.

La siguiente entrada será probablemente sobre un hipotético documento llamado Q, a petición de un amable lector.

Saludos cordiales,

martes, 5 de junio de 2012

Un enigmático personaje: Alejandro de Éfeso (I)

El artículo que hoy presento es divulgativo, como todos pero, en esta ocasión, me interesa especialmente la opinión de los lectores, pues planteo un pequeño enigma de Hechos de los Apóstoles que ha dado mucho de qué hablar.

En primer lugar, recomiendo leer sin intermediarios Hch. 19:24-40 (motín de los plateros).

Como habéis visto, los plateros de Éfeso inician un motín del que son víctimas dos compañeros de Pablo, que ven peligrar sus vidas hasta que interviene el Secretario (nombre que en algunas ciudades asiáticas recibían lo que hoy llamamos alcaldes). Algunos autores dudan de la historicidad de este episodio, que parece que tiene tintes legendarios. Otros, por el contrario, le dan credibilidad porque no aporta nada a la historia de Pablo (a quién se cita de pasada para decir que no interviene ni como víctima ni como héroe) y Lucas no parece tener ningún motivo para inventársela. Además en el siglo II hubo en Éfeso un motín protagonizado por el gremio de panaderos, por lo que no resulta demasiado extraño.

Yo creo que lo es -aunque también creo que tiene exageraciones- porque es muy probable que Pablo estuviese cautivo en Éfeso (lo hemos visto en entradas anteriores) y tal vez este motín tenga algo que ver con ello.

Sea histórico o no, hay un brevísimo pasaje intrigante que Ernst HAENCHEN denominó "intermezzo judío". Aunque confío en que lo hayáis leído, lo transcribo:

"Algunos de entre la gente aleccionaron a Alejandro a quien los judíos habían empujado hacia delante. Alejandro pidió silencio con la mano y quería hacer una defensa al pueblo. Pero al conocer que es judío, todos a una voz se pusieron a gritar durante casi dos horas: "¡Grande es la Artemisa de los efesios!" Cuando el Secretario logra calmar a la gente dice..." (Hch. 19:33-35a)
¿Qué hace aquí este Alejandro? ¿Por qué interviene y por qué lo empujan los judíos? ¿A favor de quién quiere hacer una defensa? 

Otra cosa que llama la atención es que Lucas dice "Alejandro" y no "un tal Alejandro", como hace muchas veces. ¿Es conocido de los lectores y no necesita presentación, tal vez por estar los primeros lectores de Lucas en Éfeso?

Las hipótesis que se han formulado son las siguientes:

1. El desalmado Alejandro. Es la hipótesis mayoritaria. Era un notable judío que pretendía decir a la multitud que los judíos no tenían nada que ver con los cristianos, pero le salió mal porque no llegaron a dejarle hablar.

2. El judeo-cristiano Alejandro. También se ha propuesto que podía ser un judeo-cristiano que quería defender a sus compañeros (Lucas también llama "judíos" a destacados cristianos como Aquila y Priscila o Apolo). Esta hipótesis tiene a favor el que Lucas hable de él como si fuese conocido pero, ¿por qué lo empujan los judíos?

3. La huida hacia adelante. Tímidamente, algunos han propuesto como posible que Alejandro, sin ser cristiano, compartía con ellos su repulsa a los dioses paganos y acudió a defender a los cristianos. Esta huida hacia adelante no convence a casi nadie.

4. Alejandro, la víctima. Por lo general, lo de que Alejandro fue "empujado por los judíos" suele interpretarse en el sentido figurado de que le pidieron que interviniese, pero hay quién lo ha interpretado de forma literal y que los judíos querían exponerle a la multitud junto con los compañeros de Pablo.

5. Alejandro el Secretario. Algunos autores no especialistas, pasando de puntillas sobre este motín y sin tener ni idea de los ríos de la polémica que existe, han entendido que Alejandro y el Secretario son la misma persona. ¿Serán como el niño de El Traje Nuevo del Emperador?

Antes de continuar con este tema, me gustaría leer opiniones de los lectores.

Saludos cordiales,